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Baños árabes

CONSTRUIDOS EN EL SIGLO XIII

El Pueblo de Cogollos Vega se construyó al pie de una antigua fortaleza árabe de la que, hoy en día, apenas quedan restos. Este castillo se localizaba en el Cerro del Cuco, un cerro muy escarpado en sus lados sur y sureste, mientras que en el lado opuesto las laderas descienden en pendiente, y actualmente están aterrazadas. Desde la fortificación se controlaba el antiguo camino que iba de Elvira a Guadix por Güevejar, Cogollos, El Molinillo y Diezma.

En torno al siglo XII, el Castillo de Cogollos Vega, dejó de tener su función y fue abandonado. La población que se situaba en las laderas Oeste y Noroeste del Cerro, fue asentándose en lugares más alejados del castillo. La alquería árabe de Qulqullus (Cogollos Vega) contaba con los inmuebles necesarios para la vida de sus vecinos, entre ellos una mezquita y los baños públicos.

Los baños árabes de Cogollos Vega se encuentran actualmente integrados en dos viviendas. El edificio se levantó entre los siglos XIII y XIV, y estuvo funcionando hasta el siglo XVI. Su tipología responde a los hamman del mundo rural nazarí, muy similar a tantos otros que todavía quedan en pie, como los de Churriana de la Vega, La Zubia, Dólar o Ferreira. En estos baños, primaba la funcionalidad careciendo de elementos estéticos y de grandes salas.

La planta del baño musulmán de Cogollos Vega es rectangular y está compuesto por tres estancias paralelas de 7,70 metros de largo, que corresponden a las salas fría, templada, y caliente. También tuvo, en su origen, un vestíbulo que ya no existe, del que pervive parte de un muro, y que quedó reflejado en el plano que hizo Manuel Gómez Moreno a finales del siglo XIX.

Los muros del inmueble están realizados de mampostería. Sus bóvedas de ladrillo visto son esquifadas en las salas templada y caliente, y de cañón en la sala fría. En las bóvedas esquifadas aparecen linternas, realizadas con piezas cerámicas de forma octogonal.

Desde la calle, tras atravesar la puerta de acceso, se llega directamente a la sala fría o bayt al-barid, donde su puerta está ligeramente desplazada de las demás. Esto servía para preservar tanto la temperatura interior, como la intimidad de los usuarios, evitando así que desde el recibidor se vieran las personas que había dentro de la sala templada.

La sala fría es la más estrecha de todas, mide 1,75 metros de ancho por 3 de alto. Este espacio que carece de linternas, estaba destinado al descanso y preparación para el baño. Aquí los usuarios se despojaban de sus ropas y recibían: toallas, jabón, esponja, zancos de madera para no quemarse los pies y un par de cubos de madera. Algunas veces, después del baño, se utilizaba como sala de reposo y reunión.

Le sigue la sala templada o Al-bayt al-wastani. Es la sala principal y la más amplia de todas, mide 3,10 metros de ancho y 4,80 metros de alto. Aquí los usuarios recibían masajes, ungüentos, perfumes, etc.

Por último, está la sala caliente o Al-bayt al-sajun que se caracteriza por la gran cantidad de lucernas que tiene en su techo. Aquí se recibían los baños de agua caliente, el calor se obtenía a través de un suelo radiante.

Para controlar la densidad del vapor, los trabajadores del baño, bajaban y subían los cristales de las lucernas, abiertas en las bóvedas de las salas.

Bajo el suelo hay una cámara de aire que conectaba con una caldera alimentada con madera. El aire caldeaba el suelo, de un modo similar a cómo lo hacen los suelos radiantes actuales. La cámara de combustión y la leñera se encontraban en la vivienda contigua y en parte de lo que hoy es la vía pública.

En el centro de la sala caliente se abría la puerta de acceso a la zona de servicio, actualmente desaparecida.

El baño se surtía de una acequia de abundante caudal y que pasa cerca.

 

EL DEVENIR HISTÓRICO DE LOS BAÑOS ÁRABES DE COGOLLOS VEGA

La conquista de Granada, por parte de los Reyes Católicos, no supuso, en un principio, el cierre de los baños públicos. La mayoría de las capitulaciones firmadas a comienzos del siglo XVI garantizaban esta y otras prácticas culturales musulmanas.

Fue a partir del año 1511 cuando la Corona comenzó a apretar a los moriscos. Se promulgaron una batería de provisiones que incumplían los términos acordados en las capitulaciones. En 1526 se prohibió a los moriscos estar a cargo de los baños públicos, y décadas más tarde, en 1567, el uso de los baños y la práctica de cualquier ritual de aseo personal.

“agora, i de aqui adelante en el dicho reino de Granada no aya, ni pueda haber baños artificiales i se quiten, derriben, i cesen los que de presente ai, i no pueda ninguna persona de cualquier estado, ni condición que sea usar de los dichos baños, ni bañarse en ellos: i que otrosi no puedan los dichos nuevamente convertidos tener los dichos baños…”

Tras el cierre de los baños de Cogollos Vega y la expulsión de los moriscos, en 1571, estos baños árabes fueron utilizados como vivienda, circunstancia que sido clave para que el inmueble siga en pie después de tantos siglos.

A finales del siglo XIX, el historiador, Manuel Gómez Moreno tuvo conocimiento de la existencia de los baños árabes de Cogollos Vega. A partir de entonces es cuando comenzaron los estudios del edificio. Gómez Moreno realizó por encargo un plano de estos baños. El croquis se exhibió, hasta 1975, en el Museo Arqueológico de Granada. En noviembre de ese mismo año se hizo entrega del plano al Ayuntamiento de Cogollos Vega, de donde desapareció poco después.

En 1975 el ayuntamiento de Cogollos Vega inició las gestiones para adquirir los baños árabes, gestiones que finalmente se materializaron en 1987.

Los Baños árabes de Cogollos Vega fueron declarados B.I.C. (Bien de Interés Cultural) el 13 de enero del 2.004, y aunque fueron intervenidos en 2011, este edificio, merece una profusa rehabilitación que consiga mostrar toda su riqueza histórica.